La digitalización del mundo es capaz de dejar con la boca abierta a todo aquel que no sea un nativo digital. Un claro ejemplo es el éxito y negocio que se ha formado alrededor del ámbito del arte digital.
La inmensa mayoría de la gente que intentamos adaptarnos a la nueva era digital, vemos con asombro como el mundo que nos rodea cambia tan rápido que apenas nos da tiempo a asimilar los conceptos. Nos encontramos flotando en un océano intangible de ceros y unos, que funciona, opera, se enriquece y respira a través de las teclas de un ordenador o un teléfono móvil. Sin embargo, para otros, ese mundo digital es un gran negocio por explorar, similar al que supuso hace un par de siglos la revolución industrial para Europa.
La digitalización ha llegado a los hogares, las empresas, la forma de conocernos o comunicarnos, pero, desde hace un par de años, también al espacio del arte. Esta revolución digital abre nuevos caminos que, a algunos, pueden parecernos de lo más psicodélicos pero que, actualmente, suponen una nueva manera de entender y moverse por el mundo.
La comercialización del arte digital se está posicionando como todo un activo de futuro, sobre todo, desde que la Inteligencia Artificial ha empezado a suponer todo un reto para muchos nuevos artistas digitales. Pero, cuando hablamos de la comercialización de obras de arte digitales no nos referimos a la venta online de obras de arte físicas, si no a la comercialización de obras de arte creadas en el ámbito digital.
¿Qué son las NFT?
Las NFT son el acrónimo de “Non Fungible Token”, o lo que es lo mismo, “un bien no fungible”. Los bienes no fungibles son aquellos que no son sustituibles por nada igual, por tanto, entre ellos podemos encontrar las obras de arte.
Simplificando mucho el concepto, las NFT serían obras de arte que se crean en el mundo digital. Estas obras de arte tienen unas características propias que las convierten para muchos en un bien valioso que han llegado a cotizar millones de euros en el mercado del arte digital.
Como hemos dicho, estas NFT son obras únicas, que no se pueden modificar, son indestructibles, verificables, imposibles de falsificar ni de intercambiar por otras, al igual que ocurre con las obras de arte convencionales. Un Miguel Ángel siempre será único y, aunque puedas hacer una copia, nunca tendrá el mismo valor que el original.
Un ejemplo de NFT que han alcanzado un alto valor en el mercado digital del arte son algunas ilustraciones de gatitos, personajes de videojuegos, o memes muy codiciados. Una NFT puede ser una imagen, un video, un texto o un archivo digital.
¿Por qué las NFT pueden alcanzar precios desorbitados en el mercado?
Una obra de arte tiene el precio que cada uno le quiera dar, o, mejor dicho, el precio que uno esté dispuesto a pagar por ella y, a veces, ese precio puede alcanzar millones de euros. Sin embargo, al contrario que ocurre con una obra de arte física, las obras de arte digitales no se pueden exhibir en ningún sitio que no sea de ámbito digital. Por tanto, la verdadera razón que lleva a los compradores a adquirir un bien digital tan caro es porque creen que su valor de venta será mucho mayor en un espacio breve de tiempo.
Actualmente existen piezas de coleccionismo digital con ediciones limitadas. Cada NFT cuenta con una especie de certificado digital de autenticidad que va incrustado en los metadatos que lo acompañan. Por tanto, estos datos recogen toda la información sobre el archivo, incluyendo la autoría, un registro de su valor de partida, o todas las compra-ventas que se hayan hecho, y no puede ser modificado.
Está claro que, las NFT han supuesto una revolución del mundo del arte que permite eliminar a los intermediarios, y son muchos los artistas, empresas o famosos que han sabido sacarle rentabilidad.